La paz os dejo, la paz os doy – Domingo VI de Pascua
¡No te pierdas esta profunda reflexión del Evangelio de este domingo!
En el camino hacia Pentecostés, abramos el corazón al don de la paz que solo Cristo puede dar. Lee este mensaje completo que invita a vivir con esperanza, reconciliación y compromiso.
«La paz os dejo, la paz os doy. No os la doy yo como os la da el mundo. Que no
se turbe vuestro corazón, ni se acobarde».
En el camino hacia el nuevo Pentecostés, en este sexto domingo de pascua nos abrimos al don de la paz. El regalo de la Paz que nos alcanza desde Dios y nos anima a no quedar turbados ni acobardados. La paz que el mundo no puede garantizar pero que puede abrirse a ella.
Llamados a la paz y a la unidad, podemos encarar los conflictos en que caemos, unas veces los provocamos nosotros, otras veces no, porque son otros quienes los provocan. Evitemos excusarnos como niños, que dicen: “yo no he sido; ha sido él quien ha empezado. Todos exculpándose.
Pocos son hoy los que asumen su culpa o responsabilidad. Nunca será toda, pero la responsabilidad que tengamos debemos asumirla y, a partir de ahí, buscar la reconciliación. Reconociendo la parte de responsabilidad que me corresponde y reconociéndola ante los demás, es un buen modo de intentar la reconciliación.
A veces, el desastre de los enfrentamientos es tan grande que significa el fracaso de la humanidad y merece la pena dar una nueva oportunidad a la vida. Habrá que dejar de lado acusaciones, habrá que perdonar hasta cosas graves, habrá que mirar hacia adelante, para dar una nueva oportunidad a la vida, precisamente allí donde se asentó victoriosa la muerte.
Bien lo ha señalado el Papa León XIV. Apenas ha asumido su nueva misión ha encarado el problema de la falta de paz en el mundo y nos ha pedido a los católicos que permanezcamos unidos en Jesucristo para que facilitemos la unión entre los hombres y los pueblos.
El mundo está muy roto y necesita de testigos que saben el camino para volver a las alianzas y hacer prevalecer la unión de los corazones. Hemos de aprender a respetar a los diferentes y caminar con ellos, pensando en lo que nos une y en lo que aún nos puede unir más, convirtiendo nuestras diferencias en riquezas para la comunión en el respeto y servicio mutuo.
Y aún, ofrecernos a mediar. Nuestro mundo necesita de mediadores en los conflictos. El Papa se ha ofrecido a mediar en conflictos que se han enquistado y no saben cómo acabar. Jesús se nos ofreció como “mediador de una nueva alianza entre Dios y los hombres”. Por eso, Él es nuestra paz.
Si esta reflexión ha tocado tu corazón, te invitamos a compartirla. Que la paz de Cristo llegue a muchos más.