«Reciban el Espíritu Santo» – Domingo de Pentecostés

Este domingo celebramos el gran regalo del Espíritu. No es un recuerdo del pasado, sino una fuerza viva que transforma corazones y comunidades.

Te invitamos a leer el Comentario del Evangelio de nuestra Parroquia San Lázaro. Déjate interpelar por esta reflexión, profunda y cercana, que nos recuerda que el Espíritu sigue soplando hoy… y quiere contar contigo:

🕊 Pentecostés, «Reciban el Espíritu Santo» (Juan 20, 19-23)

La liturgia de hoy recuerda las maravilla realizadas en el día de Pentecostés cuando los discípulos de Jesús vieron la promesa cumplida: El Espíritu Santo les llenó y los capacitó para anunciar la resurrección de Jesús y el reinado del Amor que Él inauguraba. La acción del Espíritu sobre ellos fue tan poderosa que su corazón se fortaleció y no tuvieron miedo de salir a la plaza pública a anunciar a Jesús al que hace poco había muerto crucificado. Aún vivían y mandaban los mismo que condenaron a Jesús, y ellos lo reivindicaban ante todos por que Dios lo había reinvindicado al resucitarles de entre los muertos y mostrárseles vivo.


Fue el Espíritu Santo el que les iluminaba y fortalecía para la misión que Jesús les había encomendado: anunciar el Evangelio a todos los pueblos y hacer discípulos bautizándolos en su nombre. Comunicarán la vida que ellos han recibido y verán cómo se expande la alegría del Evangelio de Jesús. Belleza y verdad que ayudaba a enderezar la vida de los seres humanos para poder ser hermanos.
Al igual que a los discípulos, la acción del Espíritu Santo acompaña, guía y fortalece a cada bautizado y le impulsa a proclamar la alegría del Evangelio, hasta con sacrificios, porque significa la entrega de sus vidas para que otros tengan vida, y la tengan con la abundancia que Dios da. Llevamos con la fe un tesoro, aunque en vasijas de barro, pero tesoro inmenso de las gracias o los dones que Dios quiere seguir compartiendo en nuestro mundo. El Espíritu de Dios es el trabajo ininterrumpido de Dios par que resurja la vida cuando la vemos amenazada.


Cada bautizado es invitado a descubrir y a cuidar cada una de las dimensiones que nos constituyen:

1) Pertenencia o consagración al Dios de la Vida.

2) Permanecer en el amor recibido por Cristo Jesús (como el Padre me ha amado, así os he amado yo).

Y 3) Dar testimonio de Aquel que nos hace vivir: el Espíritu de Dios que habita en nuestro corazón.

Cuando hablamos de Dios no hablamos de un extraño, hablamos de Alguien que nos habita en lo más íntimo de nosotros mismos: El Espíritu Santo de Dios, que unió y une al Padre y al Hijo Jesús, y nos une a nosotros con ellos, para arriesgarnos a vivir la comunión con nuestros hermanos. Cuando todo parece empeorar, en el Espíritu encontramos nuevas posibilidades, nuevas oportunidades para que la Vida vuelva a resurgir de la tierra y de las comunidades humanas aun en conflicto y poder comenzar de nuevo.

📲 Te invitamos a compartir esta publicación, para que otros también puedan leer el Evangelio, reflexionar, y dejarse renovar por el Espíritu Santo.